Situada dentro de la provincia de Guadalajara, está encuadrada dentro de la comarca llamada Alcarria Alta, a 898 msnm.
Historia
El origen de la villa, al igual que muchos otros de la comarca, se remonta a los tiempos de la reconquista de Castilla por los cristianos, a finales del siglo XI. Más tarde, en el siglo XII y con la reconquista de Cuenca, se erigió como cabeza de arciprestazgo, creciendo y convirtiéndose en importante centro de la comarca.
En el siglo XIV se construye su castillo. En esa época la villa es incorporada a la Corona de Castilla.
Pasa a ser condado en 1431, siendo don Juan de Silva su primer conde, nombrado por el rey.
En el siglo XVIII el conde Fernando de Silva se rebela contra los Borbones. Es entonces cuando, en represalia, es destruido su palacio, que estaba construido en la plaza mayor. Posteriormente desde el siglo XVIII la villa se convirtió en importante centro de comercio local, principalmente agrícola y ganadero, hasta finales del siglo XX, donde la instalación en sus cercanías de la Central nuclear de Trillo significó una fuerte inyección económica.
Monumentos
Su principal monumento, visible desde muchos kilómetros a distancia, es su castillo. De planta cuadrangular, fue mandado a construir por D. Juan Manuel en el siglo XIV.
La Iglesia de El Salvador, de estilo románico, construida a finales del siglo XIII.
Hospital y Ermita del Remedio, cercanos a la Iglesia, construidos en el sigle XV.
Los restos de la muralla medieval, así como las puertas de acceso que quedan.
También posee un amplio número de capillas, iglesias y conventos, así como casones antiguos.
Al pie del castillo nace el río Cifuentes el cual desemboca en el río Tajo tras pasar por parte de la comarca cifontina.
Por esta localidad transcurre la Ruta de la Lana.
Otras curiosidades
Fue lugar de nacimiento de la Princesa de Eboli.
Primeros años
Doña Ana pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza. Hija única del matrimonio entre don Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón y también de Cataluña, y doña Catalina de Silva, se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey. Los compromisos de Ruy motivaron su presencia en Inglaterra por lo que los cinco primeros años de matrimonio, apenas estuvieron tres meses los cónyuges juntos.
Fue una de las mujeres de más talento de su época, y aunque perdió un ojo, se la estimaba como una de las damas más hermosas de la corte española. Entre las teorías que se barajan sobre la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro, quizá no fuese tuerta sino bizca, aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. En cualquier caso, su defecto no restaba belleza a su rostro; su carácter altivo y su amor por el lujo se convirtieron en su mejor etiqueta de presentación, y ejerció una gran influencia en la corte.
Matrimonio e hijos
Durante el periodo de su matrimonio la vida de Ana fue estable y no se le conocen andanzas ni problemas. Tuvieron diez hijos:
Diego (c.1558-1563)
Ana de Silva y Mendoza (1560-1610), mujer de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VIII duque de Medina-Sidonia.
Rodrigo de Silva y Mendoza (1562-1596)
Pedro de Silva y Mendoza (c. 1563): Muerto de niño.
Diego de Silva y Mendoza (1564-1630)
Ruy de Silva y Mendoza (1565-¿?)
Fernando de Silva y Mendoza, luego Fray Pedro González de Mendoza (1570-1639)
María de Mendoza y María de Silva (c. 1570): gemelas o mellizas, muertas de niñas.
Ana de Silva y Mendoza (1573-1614)
Conflicto con Teresa de Jesús
Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, provocando así numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando este murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera.
Pronto se cansó de esta celda y se fue a una casa ubicada en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar sus lujosos vestidos y sus joyas, además de tener comunicación directa con la calle, pudiendo salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sóla a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid no sin antes publicar la autobiografía de Teresa de forma tergiversada, lo que produjo el alzamiento de escándalo por parte de la Inquisión que prohibió la obra durante diez años.
Tras la muerte de Ruy Gómez de Silva [editar]
Tras la repentina muerte de Ruy Gómez de Silva en 1573, Ana se vio obligada a disponer de un amplio patrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática. Consiguió gracias a su influyente apellido, una posición desahogada para sus hijos. Su hija mayor Ana casaría con el hijo del poderoso Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, el siguiente Rodrigo heredaría el ducado de Pastrana, Diego sería duque de Francavilla, virrey de Portugal y marqués de Allenquer. A su hijo Fernando, ante la posibilidad de llegar a cardenal, le hicieron entrar en religión pero éste escogió ser franciscano cambiando su nombre a Fray Pedro González de Mendoza (como su tatarabuelo el Gran Cardenal Mendoza) y llegaría a ser arzobispo.
La corte de Felipe II y sus intrigas
Debido a su alta posición, mantenía relaciones cercanas con el primero príncipe y luego rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey, principalmente durante el matrimonio de éste con la joven Isabel de Valois, de la cual fue amiga. Lo que sí parece seguro es que, una vez viuda (1573) sostuvo relaciones con Antonio Pérez, secretario del rey. Antonio era seis años mayor que ella y no se sabe realmente si lo suyo fue simplemente una cuestión de amor, de política o de búsqueda de un apoyo que le faltaba desde que muriera su marido. Estas relaciones fueron descubiertas por Juan de Escobedo, secretario de don Juan de Austria, además de que mantenía contactos con los rebeldes holandeses. Antonio Pérez, temeroso de que revelase el secreto, la denunció ante el rey de graves manejos políticos y Escobedo apareció muerto a estocadas, de lo que la opinión pública acusó a Pérez, pero pasó un año hasta que el rey dispuso su detención. Los motivos de la intriga que llevaron al asesinato de Escobedo y a la caída de la princesa no son claros. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra don Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.
El encierro
La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde morirá atendida por su hija menor Ana de Silva (llamada Ana como la hija mayor de la Princesa, se haría monja luego) y tres criadas. Es muy conocido en dicho palacio el balcón enrejado que da a la plaza de la Hora, donde se asomaba la princesa melancólica. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.
Villa ducal de Pastrana, lugar del encierro de la princesa de Éboli
No está tampoco muy claro el porqué de la actitud cruel de Felipe II para con Ana, quien en sus cartas llamaba "primo" al monarca y le pedía en una de ellas "que la protegierse como caballero". Felipe II se referiría a ella como "la hembra". Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura y desproporcionada, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy. Felipe II nombró un administrador de sus bienes y más adelante llevaría las cuentas su hijo Fray Pedro ante la ausencia de sus hermanos.
Falleció en dicha localidad en 1592. Ana y Ruy están enterrados juntos en la Colegiata de Pastrana.
Fue lugar de paso de Camilo José Cela en su famoso Viaje a la Alcarria.
En 1994 fue visitado por los reyes de España con motivo de la inauguración del curso escolar.
Las fiestas patronales se celebran en honor del Santísimo Cristo de la Misericordia, celebrado el día 14 Septiembre. De interés turístico provincial es su Encierro de reses por el campo.
Los pueblos de alrededor les conocen como 'Judíos' por los muchos judíos que allí vivieron.
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